lunes, 21 de abril de 2014

Río subterráneo, Inés Arredondo.


"No debo por ti, para que nunca tengas que venir, para que no te veas obligado a este vigilancia que termina cuando no hay por quién resistir. No vengas nunca.
Aun cuando te digan que yo dejé de guardar, de estar atenta sin entregarme, aun entonces, no vengas. No quieras comprender. Sólo a a ti te diré que quizá me he sostenido porque sospecho, con temblor y miedo, que lo que somos dentro del orden del mundo es explicable, pero lo que nos toca a nosotros vivir no es justo, no es humano y yo no quiero, como quisieron mis hermanos, entender lo que está fuera de nuestro pequeño orden. No quiero, pero la naturaleza me acecha."

Río subterráneo, de Inés Arredondo.

Scott Fitzgerald a Zelda Sayre.


"... está muy bien concebir la vida en términos de una vasta nostalgia cuando se tiene un propósito artístico, sólo que el mundo no permite tales cosas si no se paga con recursos propios. Es un lujo que ni siquiera los ricos, ahora, pueden permitirse así nomás. Nosotros, los tuberculosos, la gente equivocada, los trabajadores, los moribundos, tenemos que vivir -no a expensas de ustedes, lo sabe Dios-, sino a pesar de ustedes. Tenemos nuestras propias lápidas que cincelar y no podemos desafilar nuestras herramientas apuñalándolos por la espalda, a ustedes, fantasmas, fantasmas que no pueden ni recordar claramente, ni olvidar por completo."

Fragmento de una de las últimas cartas que Scott Fitzgerald le escribió a Zelda Sayre durante los años treinta.

viernes, 4 de abril de 2014

Virginia Woolf.


"Hice cuanto pude para matarlo. Mi excusa, en el caso de que me llevaran ante los tribunales de justicia, sería la legítima defensa. Si no lo hubiera matado, él me hubiera matado a mí. Hubiera arrancado el corazón de mis escritos. [...] Tardó en morir. Su naturaleza ficticia lo ayudó en gran manera. Es mucho más difícil matar a un fantasma que matar una realidad. Siempre regresaba furtivamente, cuando yo pensaba que ya lo había liquidado. Pese a que me envanezco de que por fin lo maté, debo decir que la lucha fue ardua, duró mucho tiempo, tiempo que yo hubiera podido dedicar a aprender gramática griega, o a vagar por el mundo en busca de aventuras. Pero fue una verdadera experiencia, una experiencia que tuvieron que vivir todas las escritoras de aquellos tiempos."

Woolf, Virginia,
Las mujeres y la literatura, Michèle Barrett
(ed.), Barcelona, Lumen, 1981.