domingo, 29 de septiembre de 2013

Fernández Noroña.

"(...) No te haré la historia larga, no eres muy de lectura.

(...) Por mi parte, seguiré impulsando la desobediencia civil absoluta. Parar todo para que todo se mueva.  Sé que tu gobierno no resisitíra que la gente pare todo cinco, diez, quince días si mucho. Que no vayan a trabajar, que no vayan a la escuela, que no compren nada, que no vean televisión. Tu gobierno caería. La gente, espero, se dé cuenta del enorme poder que tiene y que no ejerce. Pero no seré yo quien decida las formas de lucha, será el pueblo, será la gente, la que decida el camino y yo seguiré el que la gente trace."


Carta de Gerardo Fernández Noroña a Enrique Peña Nieto.

Iván Antillón.


"Quiero reventar su ojo a mordidas. [...] Lamer las lagañas de días, rehumedecidas por la lágrima diaria que es el vicio, que es aguantar la vida y beberla hasta caer. Ese ojo como agujero para esconderse, que es ventana a otros mundos, un demonio que viene a esperarme es el ojo del cielo. El planeta se va [...]".

Iván Antillón.

José Daniel García.


"Mary Moon camina por Gran Vía
como un escaparate en movimiento,
precoz equilibrista sin alambre
oscilando entre el sueño y las agujas.
Selenita famélica y azul
desterrada al planeta de los zombies,
en las bocas de metro sobrevive
tomando vitaminas contra el miedo.
La luna es un motel de carretera
donde la desahuciaron."

El sueño del monóxido, de José Daniel García.

Sara Beatriz Guardia.


"Yo nací libre, dice, y para seguir siendo libre Marcela ha elegido vivir en el mundo pastoril donde sólo la naturaleza acompaña su soledad. Tan libre como Alonso Quijano convertido en Don Quijote de La Mancha, acompañado del fiel Sancho, incomprendido por todos, pero fiel a sí mismo."

De La Querella de las mujeres y el discurso de Marcela en Don Quijote, por Sara Beatriz Guardia.

Ni una sola palabra de amor.

"Ya se ha pasado todo el día del sábado, ¿ves? ... Y vos decías que querías tiempo; que hacía falta tiempo. Y el tiempo no lo tenéis conmigo para proyectar lo que hay que proyectar, y solucionar lo que hay que solucionar. No sé más qué decirte. No sé más qué hacer...

Adiós.


(...) Hola Enrique, ¿estás ahí?"

(...)

Y después la ausencia, ausencia, ausencia, ausencia en toda mi vida. Y no amor. Jamás. Ni una sola palabra de amor."



Del cortometraje (audio de la grabadora de Enrique, voz de María Teresa; encontrado en un mercado de pulgas) Ni una sola palabra de amor.

Sigüenza y Góngora.


"Desesperé entonces de poder ser algo, y hallándome en el tribunal de mi propia conciencia, no sólo acusado, sino convencido de inútil, quise darme por pena de este delito la que se da en México a los que son delincuentes, que es enviarlos desterrados a las Filipinas." 

Fragmento de Infortunios de Alonso Ramírez, por Sigüenza y Góngora.