domingo, 29 de septiembre de 2013

Sigüenza y Góngora.


"Desesperé entonces de poder ser algo, y hallándome en el tribunal de mi propia conciencia, no sólo acusado, sino convencido de inútil, quise darme por pena de este delito la que se da en México a los que son delincuentes, que es enviarlos desterrados a las Filipinas." 

Fragmento de Infortunios de Alonso Ramírez, por Sigüenza y Góngora.

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