viernes, 30 de diciembre de 2011

Desvaríos, de Rimbaud.

" Desvaríos. 

II. Alquimia del verbo.

Sobre mí. Historia de una de mis locuras. 
Desde hace mucho tiempo presumía de conocer todos los paisajes posibles y encontraba ridículas las celebridades de la pintura y de la poesía moderna. 
Me gustaban las pinturas idiotas, las portadas, los decorados, las telas de saltimbanquis, las muestras, las estampas populares, la literatura pasada de moda, el latín de iglesia, los libros eróticos sin ortografía, las novelas de nuestros abuelos, los cuentos de hadas, los pequeños libros para niños, las viejas óperas, los estribillos tontos, los ritmos ingenuos. 
Soñaba con cruzadas, viajes de descubrimientos de los que que no existen crónicas, repúblicas sin historia, guerras de religión sofocadas, revoluciones de costumbres, desplazamientos de razas y de continentes: creía en todos los encantamientos. 
¡Inventé el color de las vocales! A negra, E blanca, I roja, O azul, U verde. Regulé la forma y el movimiento de cada consonante y, con ritmos instintivos, presumí de inventar un verbo poético accesible, un día u otro, a todos los sentidos. Me reservaba la traducción."


Rimbaud.

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