lunes, 20 de febrero de 2012

Y2K, por Mario Bojórquez.

"Ahora estarás tirada bocabajo en la cama leyendo una novela española mientras tus pantorrillas se elevan sobre el dibujo de las sábanas, hay algo en tu cintura que se enciende con el roce del elástico y piensas, todos pensamos en un momento del día en aquel fuego que nos quemó y ansiamos volver ahí, al borde de ese incendio; pierdes la línea y lees sin leer y luego te cuesta trabajo regresar a la escena que el español fraguó en horas de delirio, te obligas a volver y lees con cuidado lo que ya no entiendes y te volteas bocarriba y ves las fotos de tu librero y te quedas colgada de aquellos tus sueños tan queridos. Qué cerca has estado de ellos y qué lejos, qué opresiva atmósfera se ha vuelto el ancho mundo, qué ganas de patear un país, una religión, un idioma y que todo vuelva a respirarse a ritmo de pulmón, pero nada de eso te preocupa ahora, te preocupa el futuro, el detonador del mañana, la almendra más allá de la cáscara, la pepita brillante y llena de aceite, te dices qué calor y sabes que el aire frío golpea las paredes. Qué ganas a veces de extender la mano y que el placer rodee tu cintura, puedo ser yo u otro, nadie, el que en su abrazo envuelva tu cuerpo aligerado ya de la carga del mundo y te lleve más allá de las costas, mar adentro donde sólo exista el sonido de la sangre que corre en su rumor de bestia florecida. Vuelves al cuarto de donde no has salido, para decirte que es mejor así, que nada importa, que nunca habrá ni un cómo, un dónde para la perfecta, la redonda, la exacta felicidad."

De Y2K, Mario Bojórquez.

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