miércoles, 8 de agosto de 2012

Bella del Señor, por Albert Cohen.


‎"Desterrada voluntaria como yo, y no sabía que yo la observaba tras las cortinas. Entonces, escuche, se acercó al espejo del saloncillo, porque tiene la manía de los espejos como yo, manía de tristes y solitarios, y entonces, sola y segura de que no la veía nadie, se acercó al espejo y besó sus labios en él. Nuestro primer beso, amor mío.
[...] Un parpadeo, lo que dura un beso en el espejo, y era ella, ella para siempre. Llámeme loco, pero créame. Fue así, y cuando regresó al gran salón, no me acerqué a ella, no quise tratarla como a las demás."

Fragmento de Bella del Señor, por Albert Cohen.

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