"Sus pies despegaron del suelo, atravesó relámpagos, ráfagas de lluvia, truenos, hasta hallarse en un espacio tan mullido e impoluto como la espuma del merengue que se levanta al batir la clara del huevo. Sus pies acababan de aterrizar en la luna: la poción mágica había surtido un efecto de inmortalidad en ella. Sin embargo, nunca más pudo descender del astro a reunirse con su amante (...)."
Fragmento de La eternidad del instante, por Zoé Valdés.
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